Hace apenas unos meses nadie hubiera imaginado los acontecimientos. Los que hemos vivido, los que estamos viviendo y los que todavía viviremos. Hemos puesto a prueba nuestra capacidad de resistencia como civilización. La sociedad, de forma global, se ha sometido a examen en el ámbito sanitario, social y económico, y todavía no tenemos la nota final.

Que ignorante, sinceramente nunca pensé que, fuera de una pantalla de cine, algo tan pequeño pudiera hacer tanto daño y a tantos. Acostumbrado a la ficción, cuando ésta se hace realidad de una forma tan violenta y se convierte en protección, confinamiento, dolor y fallecimientos, me ha llegado a bloquear.

Algo tan pequeño ha conseguido que nos hayamos visto obligados a renunciar a los abrazos, a los amigos, a la familia (distanciamiento social lo llaman metafóricamente), y por desgracia, y sobre todo, a todas las personas que se están perdiendo por el camino y a las que les ha llegado “su momento” a la fuerza.

Acostumbrados a datos, a meros números que nos han dado puntualmente y con los que nos han inundado en estos días de sobreinformación, no debemos olvidar que detrás de esas cifras lo que hay son personas, familias y toneladas de sufrimiento. Que esto nos sirva para valorar lo mucho que tenemos, por poco que pensemos que es. ¿Habremos aprendido por fin a diferenciar lo importante, lo necesario y lo imprescindible? ¿Seremos capaces de elegir las cosas por lo que valen y no por lo que cuestan? Particularmente llevo mucho tiempo diciendo que voy buscando la felicidad, pero quizá ya era feliz y no lo sabía…

Viktor Frankl, neuropsiquiatra, fundador de la logoterapia y superviviente de los campos de concentración nazis, decía que una experiencia traumática siempre es negativa, sin embargo, lo que suceda a partir de ella depende de cada persona. Y eso dependerá de nosotros. Creo que debemos sacar el máximo provecho de esta dramática pesadilla… no hay otro camino que no sea el de renovarnos, reinventarnos si fuera necesario, sacar las conclusiones de todo lo ocurrido, lo sentido, lo echado en falta y adaptarnos a las nuevas circunstancias, al nuevo escenario. Así que como el ave Fénix alcemos de nuevo el vuelo.

Darwin dijo que “las especies que sobreviven no son las más fuertes, ni las más rápidas, ni las más inteligentes; sino aquellas que se adaptan mejor al cambio” y eso es lo que estamos haciendo en Ronda de la Fortuna, nos hemos puesto en marcha de nuevo y nos iremos adaptando a los nuevos escenarios que surjan en los meses próximos buscando, como siempre, darte el mejor servicio posible.

Rafa Martínez

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