Prometo que tenía pensada para esta semana una entrada de blog muy bonita y positiva, la tenía preparada con fotos de bellas montañas y paradisíacas playas, pero el fin de semana pasado cometí un gran error, si, lo confieso... Vi un par de "telediarios". Hacía meses que no tenía esa "experiencia religiosa" y además de decidir firmemente que pasaré algún tiempo sin volver a enfrentarme a tan desmotivadora experiencia, he optado por guardar las bellas fotos para la próxima entrada de Fabricando Sueños.
No quiero pecar de negativo, ya que es algo que en las próximas líneas voy a criticar abiertamente, pero me pregunto si hay alguna noticia buena y yo no me he enterado. Si, ya sé que hemos ganado la Eurocopa. ¿Pero hay alguna noticia positiva más? ¿Los medios de comunicación no son capaces de aportarnos una pincelada de optimismo?... Obviamente no voy a hablar de política, este es un blog de sueños, y además mis nociones de macroeconomía son prácticamente inexistentes. Lo siento, no entiendo de las "primas del riesgo" ni de las "sobrinas del peligro"... Las únicas primas y, en este caso, sobrinos que conozco son los mías/os, son encantadores/as y no me producen ningún trastorno emocional ni económico... Al contrario, el "ratio" cariño recibido por esfuerzo ejercido es extremadamente positivo.
Tampoco vivo en "los mundos de Yupi" y mi parte más pragmática y realista no quiere ni debe cerrar los ojos a una realidad que está ahí, delante nuestro, pero en mi comentario de hoy voy a hablar de sensaciones, de sentimientos y de lo que percibo a mi alrededor... Y lo que percibo no es bueno. La gente que me rodea, desde familiares o amigos hasta el panadero o el hombre del quiosco de prensa está triste, desangelada, desmotivada y desesperanzada, la mayoría con toda la razón del mundo, no lo dudo, ni lo critico, más bien lo entiendo y en ocasiones, quizá demasiadas, me siento como ellos...
En todos los años de vida que tengo, que ya son algunos, nunca he tenido la percepción de un estado anímico de la sociedad, y de mi entorno que resulta una palabra más cercana, tan "desilusionado"... Creo que estamos entrando y/o nos están haciendo entrar en una dinámica de tristeza y desilusión que se convierte en un bucle y que está debilitando hasta los más fuertes optimistas y luchadores.
Se que desde esta tribuna únicamente puedo lanzar un mensaje al viento o escribirlo en una barra de hielo, pero aún en tan efímeras superficies deseo que como los náufragos lanzaban los mensajes en botellas con la esperanza de ser rescatados, este mensaje llegue a algún certero destino:
Por favor, no recortéis nuestros sueños, no despidáis a nuestras ilusiones y sobre todo no nos robéis la esperanza...
La dignidad y la esperanza de los demás creo que son dos cosas con las que nadie tiene derecho a jugar... La esperanza nos hace luchar, activa todos nuestros resortes internos y, quizá de forma infundada y subjetiva, nos convierte en invencibles ante las adversidades... Adversidades que se mueven en un rango que va desde montar un mueble del Ikea hasta salir a la calle a buscar empleo con decisión. Cuando las fuerzas flaquean es la esperanza la que tira de nosotros, nos empuja y nos ayuda a seguir. Y en cuanto a la dignidad es imprescindible porque es el sentimiento que nos transmite y nos demuestra nuestra valía como personas y que nos hace ser merecedores de respeto... Cuando hablo de valía y respeto no me refiero a poder económico ni patrimonio inmobiliario, me refiero a algo que, aunque por desgracia no cotiza en bolsa ni te hace salir en las revistas del corazón, es mucho más importante que lo que si lo hace.
Mientras mi frase se derrite lentamente o es arrastrada por los alisios... Vamos a ser positivos, a no perder la esperanza, a no dejarnos arrebatar nuestra dignidad, a salir del bucle de que todo va mal, de la crítica fácil rápida y continua, vamos a levantarnos por las mañanas con ánimo, con ilusión, con ganas de seguir viviendo y no sobreviviendo, vamos a luchar por nuestros sueños porque como me gusta decir... Nadie va a luchar por nosotros.
Un saludo y sueña con nosotros...
Rafa Martínez