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Proporción aurea de la felicidad. ¿Equilibrio o caos?

Será la edad, la experiencia vital o el simple hecho de que a lo largo de la vida haya ido mutando mi carácter cómo hacen los herpetos con su piel o los cangrejos ermitaños con su concha. En cualquier caso me considero moderadamente equilibrado. Para ser más exacto, y sobre todo más sincero, he tendido a equilibrarme moderadamente con el paso del tiempo. Eso sí, sin perder totalmente el punto fantásticamente caótico que aún creo conservar.

Aunque en ocasiones piense que vivimos en un caos salpicado con ligeros toques de orden, debo reconocer que la armonía y la proporción se encuentran presentes a nuestro alrededor mucho más de lo que en ocasiones alcanzo a imaginar. Leí hace poco que el equilibrio y la belleza estaban relacionados con las matemáticas. Aún siendo de ciencias como soy, hasta descubrir la sucesión numérica de Fibonacci me costaba entender ese singular vinculo.

El famoso matemático italiano Leonardo Pisano o como era más conocido; Fibonacci, descubrió en el siglo XIII la sucesión matemática que dio lugar a la denominada como proporción aurea, divina proporción o razón dorada que describía una serie numérica infinita ( 0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55… ) en la que la suma de dos números consecutivos siempre da como resultado el siguiente número (1+1=2; 2+3=5; 3+5=8). La relación que existe entre cada pareja de números consecutivos (es decir, si dividimos cada número entre su anterior) se aproxima al número irracional 1,6180 conocido como numero áureo representado por la letra griega phi φ. Y describe la relación perfectamente simétrica entre dos proporciones.

Esta división armónica, proporción de medidas o sucesión matemática está muy presente en la naturaleza y desde hace miles de años también se ha utilizado en arte para realizar composiciones agradables. La podemos observar en la arquitectura la música, el arte o el diseño.

Se puede ilustrar con un rectángulo grande que consta de un cuadrado (con lados iguales en longitud a la longitud más corta del rectángulo) y un rectángulo más pequeño. Si trazamos una línea uniendo los diferentes vértices nos proporciona una llamativa y atractiva espiral que si somos capaces de hacer un poquito de abstracción la podemos puede ver en la naturaleza e incluso en nuestra vida cotidiana… Sin ir más lejos una tarjeta de crédito o un paquete de tabaco mantienen la proporción aurea.

Ante toda esta armonía, proporcionalidad y equilibrio me enfrento diciendo lo que siempre digo, que no pretendo ser perfecto, que únicamente aspiro en esta vida a ser lo más feliz posible y aunque, por mis circunstancias personales, intento mantener un equilibrio en ocasiones casi “matemático” en mi cabeza, me gusta compensarlo con mi caos creativo donde decido sobre las locuras que quiero llevar y llevo a cabo. Al final pienso que la gracia de esta vida es un poco buscar el equilibrio entre locura y locura disfrutando de todos los momentos y manteniendo alejados o esquivando los problemas o los dramas.

Sin pretender dar lecciones de cómo ser, vivir o comportarse, no es mi intención en absoluto, mis taras, defectos y errores cometidos hasta la fecha dan buena fe de ello, bajo mi punto de vista un caos ordenado se acerca mucho a lo que entiendo por felicidad.

¿Y tú eres de equilibrio o caos?

Rafa Martínez

 

En ocasiones la gestión de la lotería de Navidad en la empresa, fundación o asociación puede resultar caótica, o simplemente incómoda, para la persona o departamento encargado de llevarla a cabo. Desde Ronda de la Fortuna queremos hacer un guiño a la sucesión del matemático italiano y estaremos encantados de ayudarte a confeccionar tu particular sucesión de Fibonacci con la Lotería de Navidad y facilitarte todas las tareas que implica compartir sueños en colectivos para que la campaña te quede equilibrada.

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